Thursday, January 18, 2007

Agresión a reporteros de Ecuavisa y el imperio del Rating

Esta mañana en Contacto Directo me quedé asombrado con las palabras de Carlos Vera defendiendo las acciones de reporteros de Ecuavisa a lo que estos fueron agredidos en Manabí en el momento que fueron a cubrir un velatorio de un funcionario público.

Esto despierta varias realidades, lo primero, es la banalización de la vida, que por la crónica roja, la costumbre es que las cámaras se entrometan tanto y sistemáticamente en la intimidad de las personas afectadas, que los mismos afectados lo vean como un derecho de los medios de prensa para explotar su dolor para alimentar el morbo del rating.

Después, la responsabilidad que tienen los medios de comunicación con su público, no he visto que exista una modificación de la agenda de los medios de acuerdo a lo que la gente quiere ver sino que es exactamente lo opuesto y eso nos lo demuestra Carlos Vera con su interpretación de los hechos ocurridos en Manabí.
La ceguera de este medio de prensa exalta las actitudes de estos héroes defensores de la libertad de expresión ante la barbarie de los familiares del occiso que reaccionaron de la manera que la hicieron.

Pero, nunca se preguntaron, ¿estará mal hacer reportajes en momento tan críticos, de naturaleza tan sensible para la familia? ¿Es que el rating vale más que la intimidad familiar?

Carlos Vera dijo que si la familia no quería que haya cámaras lo pudieron haber expresado; aunque no comparto la violencia, en esas condiciones de profundo dolor, se actúa instintivamente y si los reporteros vieron que no querían que haya cámaras debieron haberse retirado del sitio, pero no, ellos llegaron buscando el morbo de la muerte pero se encontraron con el sensacionalismo de la agresión física.

Finalmente, Carlos Vera hace una temeraria implicación de que hechos como esto ponen en duda las intenciones reales de la familia al evitar que la prensa entre a su hogar, no explica qué, pero nos deja a los televidentes la duda de algún tipo de culpabilidad más allá de los golpes.

¿Es que la intimidad queda completamente relegada ante el imperio de la crónica roja y el rating?



-- Marcel Gross P.